¿Las vacunas evitan el COVID-19 prolongado? Experto lo aclara
Aunque la mayoría de las personas con COVID-19, que fueron vacunadas, experimentan síntomas leves o una enfermedad moderada, hay quienes […]



Aunque la mayoría de las personas con COVID-19, que fueron vacunadas, experimentan síntomas leves o una enfermedad moderada, hay quienes no se recuperan después de 2 a 6 semanas.
Aquellos pacientes en los que los síntomas persisten o vuelven a aparecer por semanas o meses
luego de la recuperación inicial, se les dice que tienen síndrome de COVID-19 prolongado.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes en ellos y ellas son: fatiga, disnea, tos, alteraciones del olor y del gusto, dolores articulares y musculares (artralgias).

Al respecto, el fisioterapeuta David Putrino comentó, a Nature.com, que ha notado que estar completamente vacunado no necesariamente protege contra el llamado COVID prolongado.
Sin embargo, aclaró que las vacunas sí reducen el riesgo de COVID-19 largo, ya que disminuyen posibilidades de contraer SARS-CoV-2, en primer lugar. Pero para aquellos que experimentan una infección de gran avance, los estudios sugieren que la vacunación sólo podría reducir a la mitad el riesgo de COVID prolongado.
Es decir, que las vacunas aminoran, en gran medida, los porcentajes de enfermedades graves y muertes causadas por COVID-19; no obstante, no son tan eficaces para prevenir la enfermedad, y el COVID prolongado puede surgir incluso después de una infección por coronavirus leve o asintomática.
Por lo anterior, los países con altas tasas de infección todavía podrían terminar con muchos casos de COVID largo, incluso si las naciones tienen altas tasas de vacunación.

¿Qué causa el COVID largo?
La causa de COVID prolongado -también conocida como secuelas post-agudas de una infección por SARS-CoV-2- no ha sido confirmada: Una posibilidad es que un poco del coronavirus persista después de la infección aguda, acechando en varios tejidos (como el intestino, el hígado o el cerebro) y continúe causando daño.
Otra opción es que la respuesta inmune desencadenada por la infección inicial pueda generar anticuerpos y otras reacciones inmunológicas contra los propios tejidos del cuerpo, lo cual podría seguir causando complicaciones después de que la infección se haya eliminado.

Cabe mencionar que, en octubre, la Oficina Nacional de Estadística del Reino Unido, que está recopilando datos sobre COVID largo, informó que la primera dosis de una vacuna COVID-19 se asoció con una disminución del 13% en los síntomas de COVID largo auto-reportados entre los que ya tenían la condición. La segunda dosis produjo una caída adicional del 9% en relación con la primera dosis.
Con información de Nature.com
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