“Poco a poco se termina este infierno” : piñateros

Roberto mira con ojos esperanzados a cada persona que se acerca, han pasado 10 minutos desde su último cliente y a él le urge vender piñatas, todas las que pueda mientras dura la temporada de posadas.

-¿Cuántas le doy?- dice con rapidez, con la ansiedad de quien el año pasado no vendió nada ante la segunda ola de contagios de Covid-19.

-Deme dos, por favor- responde el marchante, acompañado de su vástago, un niño de poco más de seis años.

El año pasado, por estas fechas, la ciudad tenía cerca de 34 mil casos activos de Covid-19 y más de cinco mil personas en los hospitales; las vacunas, apenas alcanzaban para el personal de Salud, por ello gran parte de los capitalinos evitó las posadas y las cenas con la familia.

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Para Roberto el escenario fue desolador, pues no vendió una sola piñata, por lo que tuvo que buscar la forma no ya de celebrar, sino de alimentar a su familia durante el invierno.

Ahora el panorama luce distinto, pues con cerca de dos mil 500 casos activos y apenas tres centenares de personas hospitalizadas, la ciudad ha revivido de nuevo. Y es que la gente se siente más segura con las más de 14 millones de dosis de vacunas aplicadas contra el coronavirus en la capital.

Ahora Roberto vende más de 20 piñatas al día y no puede ocultar su felicidad.

“La gente se está preparando para venir a comprar su piñata, para celebrar con su familia la Navidad; además compran fruta, es una bendición que poco a poco esta pesadilla se acabe”, dice mientras da los precios de las piñatas, que oscilan entre los 150 a los 300 pesos la pieza.

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Otra comerciante es Carmen Mejía, quien además de piñatas posee una verdulería; a su parecer, las ventas de este año se están recuperando a niveles de antes de la pandemia, pues ahora vende 15 piñatas al día, contra 20 diarias en 2019.

Aunque este lunes el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha instado a tener precaución ante las fiestas navideñas, en el contexto de la variable de Covid-19 Ómicron, los mercados lucen abarrotados de gente que busca los insumos para cocinar su cena de Navidad y piñatas para sus hijos.

“Mira yo ya tengo mis dos dosis, si me da Covid, me va a dar suave; la verdad es que voy a festejar la vida, porque mi madre murió hace un año por Covid y sé que ella hubiera querido festejar como lo hacíamos cada año», dice Celina, una mujer que camina con una piñata entre sus brazos, acompañada de su esposa, quien ya no trae cubrebocas y carga la bolsa con los insumos para preparar la cena.

LV