Morir en redilas
La tragedia de San Fernando, Chiapas, revela la rapidez con la que la Cuarta Transformación ha construido un sistema político […]
La tragedia de San Fernando, Chiapas, revela la rapidez con la que la Cuarta Transformación ha construido un sistema político inspirado por las peores prácticas del viejo PRI. Podríamos decir que cuando despertamos el ogro filantrópico aún estaba ahí, pero quizá deberíamos reconocer que nunca se marchó.
La historia la ha leído usted, seguramente. Este 10 de abril, Domingo de Ramos, un grupo de pobladores del ejido de Nueva Victoria fue citado temprano en la mañana para ser trasladado a la cabecera del ayuntamiento de San Fernando con el fin de votar en la consulta de revocación de mandato. Si no acudían, les dijeron, se les quitarían los apoyos gubernamentales, en particular el de Sembrando Vida.
El presidente municipal, Antonio Castillejos, del Partido Verde, consiguió camiones de redilas para el acarreo. Las plataformas de los vehículos estaban repletas de gente. Uno de los camiones cayó en una barranca, lo cual dejó dos mujeres muertas y 13 heridos.
El objetivo político se logró. Las casillas de San Fernando tuvieron una participación de 29.7%, muy superior al promedio nacional de 17.8%. Un 95% de quienes votaron apoyaron la ratificación del presidente López Obrador, más que el 92% nacional. El alcalde podrá reportar a sus jefes “Misión cumplida”.
La operación, sin embargo, violó la ley. Para empezar, la Constitución prohibía a los funcionarios de cualquier nivel promover la consulta. Decir a los ejidatarios que se les retirarían los apoyos sociales si no acudían a votar, o si el presidente no era ratificado, no solo era una mentira, sino también un delito.
Chiapas ha sido siempre tierra de caciques que han hecho lo que han querido en tiempos de elección. En los comicios federales del 6 de julio de 1988, cuando el general José Absalón Castellanos era gobernador y Manuel Bartlett secretario de gobernación federal y presidente de la Comisión Federal Electoral, Carlos Salinas de Gortari obtuvo 89.91% de los votos en el estado mientras que Cuauhtémoc Cárdenas sólo recibió 6.43.
Las cifras contrastaban con las nacionales, en las que Salinas únicamente consiguió 50.36% contra 30.88 de Cuauhtémoc, sin considerar las muchas irregularidades que aumentaron las cifras del candidato del PRI. Salinas consiguió el 100% de los votos, o incluso más, en muchas casillas de Chiapas en 1988. Lo mismo ocurrió este 10 de abril de 2022, como si nada hubiera cambiado.
Es muy triste ver cómo la izquierda, tras ganar la Presidencia 30 años después de aquella cuestionada elección de 1988, está recurriendo a las mismas prácticas que exhibía el viejo PRI. Una vez más todo el poder se concentra en el “Señor Presidente”.
Los programas sociales se utilizan, como entonces, para comprar votos y voluntades. No podemos culpar a los ejidatarios de Nueva Victoria por haber aceptado la “invitación” de trasladarse en camiones de redilas contratados por el ayuntamiento a la cabecera municipal. La amenaza de que se les retirarían los apoyos si no votaban por el gobierno no les dejaba opción.
El viejo sistema del PRI no era una dictadura militar como las que se sufrieron en la década de 1970 Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. Los gobiernos del viejo PRI mezclaban autoritarismo con benevolencia: sabían comprar lealtades.
El sistema era un verdadero ogro filantrópico, que pareció desaparecer con la democracia, pero que hoy ha resucitado en la Cuarta Transformación.
Aunque México no es realmente una democracia tampoco es una ideocracia totalitaria”. Octavio Paz, El ogro filantrópico, 1978
CAMPAÑAS
La misión de observación de la OEA en la revocación de mandato ha reiterado “su preocupación por las continuas campañas de desprestigio y ataques institucionales contra el INE, que no sólo aumentan la polarización existente en el País, sino que también menoscaban la democracia”.