La contratación de médicos cubanos
La ávida e insaciable recién casada le preguntó a su maridito después de otro apasionado match de amor: «Dime, queridito: […]
La ávida e insaciable recién casada le preguntó a su maridito después de otro apasionado match de amor: «Dime, queridito: ¿Qué quieres para celebrar nuestro primer mes de casados?». «Llegar» -respondió él con débil y temblorosa voz… En la reunión en que festejaban 10 años de haberse graduado le preguntó un tipo a otro: «¿Cómo te ha ido?». «Maravillosamente bien, de fábula -respondió el otro-. Estoy saliendo con una rubia, una morena y una pelirroja». En la reunión para celebrar 25 años de graduación vuelven a encontrarse. «¿Cómo te ha ido?». «Maravillosamente bien, de fábula. Tengo casa aquí, departamento en Miami y cabaña en Aspen». En la reunión para celebrar los 50 años de haber terminado la carrera se encontraron nuevamente. «¿Cómo te ha ido?» -preguntó otra vez el tipo-. Dijo el otro: «Maravillosamente bien, de fábula. Anoche cené huevos con chorizo y no me hicieron daño». En la merienda de los jueves doña Gárgola les comentó a sus amigas: «Mi marido se parece a mi vestido de novia». «¿Por qué? -preguntó una sin entender aquella extraña comparación. Explicó ella: «Porque nada más me sirvió el día que me casé». Antes que todo y primero que nada debemos recordar que el adjetivo «retrógradas», aplicado por López Obrador a los médicos mexicanos, tiene también género masculino: «retrógrados», que sería el de aplicación correcta en la frase dicha por AMLO. Médicos retrógrados; médicas retrógradas, Pero eso es lo de menos. Lo de más es la absurda e injusta generalización hecha por el tabasqueño, la cual motivó la fundada protesta de colegios y asociaciones que agrupan a profesionales de la Medicina, que con razón se sintieron humillados y ofendidos por esa manifestación del Presidente, quien además tildó a los médicos y médicas mexicanos de conservadores y neoliberales. Con esas adjetivaciones pretende López Obrador justificar la contratación de 500 médicos cubanos que vendrán a prestar sus servicios en México a cambio de un salario que no se les entregará directamente a ellos, sino al Gobierno de Cuba, modo encubierto de financiar al régimen opresor de la Isla con dinero obtenido de los impuestos -es decir, del trabajo- de los mexicanos. Innecesaria, además de ilegal, es esa contratación, que obedece a razones de pura política y no tiene fundamento alguno en la realidad. Sobre todas las cuestiones relacionadas con la práctica de la Medicina hay en nuestro País leyes y reglamentos que deberían aplicarse a los médicos cubanos, y que seguramente no se les aplicarán, pues AMLO muestra un desprecio absoluto por la ley e impone siempre su absoluta voluntad por encima del orden jurídico. Lo cierto es que López Obrador se ha enajenado la voluntad de los médicos y médicas de su País, de las asociaciones que los agrupan y de las instituciones que los preparan. Cuba gana. México pierde. La linda chica les contó a sus amigas: «Corté las relaciones con Fildardo mi novio». «¿Por qué?» -le preguntaron. «Le gustaban mucho las copas» -explicó ella. «¿Era muy borracho?» -quisieron saber las amigas. «No -precisó la chica-. Las copas de mi bra»… El doctor descubrió que la señora se sentía abatida porque no recibía de su esposo ni una demostración de afecto. «Debe usted hacerle el amor»-le indicó al marido-. «¿Y eso cómo se hace? -preguntó el gran tonto. El médico, asombrado por la ignorancia del sujeto, procedió de conformidad con la señora a hacerle al tipo una demostración completa del asunto en cuestión. «Ese tratamiento -le dijo el facultativo al hombre- lo debe recibir su esposa martes, jueves y sábados». «Martes y jueves está bien, doctor -replicó el individuo-, pero los sábados juego póquer con mis amigos, de modo que no se la puedo traer». FIN.