Nacional 1 de diciembre de 2021 4 años ago

Los aciertos y errores de la economía durante la primera mitad del sexenio de AMLO

Ante el Hemiciclo a Juárez, el personaje de la historia de México que mayor admiración le causa, el entonces candidato […]

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AMLO mantiene pendientes en materia económica.AMLO mantiene pendientes en materia económica.

Ante el Hemiciclo a Juárez, el personaje de la historia de México que mayor admiración le causa, el entonces candidato a la Presidencia Andrés Manuel López Obrador lanzó una muy arriesgada promesa: la economía de México crecería 4 por ciento anual en promedio y cerraría su administración incluso con un alza de 6 por ciento en 2024.

La idea salió de un libro que rememora la actividad económica durante el periodo conocido como Desarrollo Estabilizador y buscaba desafiar los crecimientos de 2 por ciento anual que se registraron durante lo que López Obrador llama el “periodo neoliberal”.

Desde aquel 21 de marzo de 2018 de la campaña presidencial a la fecha han pasado más que 1 mil 350 días: también un inicio de sexenio que vaticinaba la llegada de una crisis económica con un crecimiento negativo de 0.1 por ciento, una caída mínima, pero caída al fin. Luego le seguiría el distanciamiento con la iniciativa privada, especialmente con las principales cámaras empresariales.

Ese primer descalabro no sería nada comparado con lo que vendría después: la pandemia de COVID-19 paralizó la economía mundial y obligó a los gobiernos a replantear no sólo la política económica sino a cambiar muchas de sus decisiones para tratar de contener el impacto sanitario, económico y laboral.

Pero esto último no pasó en México. El gobierno de AMLO se empecinó en mantener las cosas como estaban en un escenario completamente diferente. El resultado se tradujo en una caída del 8.2 por ciento del PIB en 2020 y un 2021 con una recuperación que se proyecta por debajo del 6 por ciento, según la última encuesta con analistas de Citibanamex.

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A ello se suma el impacto de la inflación que en la primera quincena de noviembre registró su mayor nivel en más de 20 años y superó la meta fijada por el Banco de México de 3 por ciento, al alcanzar 7.05 por ciento, motivada en buena medida por la escasez de productos ante la interrupción de cadenas de suministro globales precisamente por la pandemia.

En tanto, el gobierno de AMLO apostó por mantener los proyectos (Santa Lucía, Dos Bocas, Tren Maya) y programas insignia (Jóvenes construyendo el Futuro, Créditos a la palabra, Sembrando Vida) sin que se crearan programas específicos para tratar de mantener la mayor cantidad de empleos e incluso crear nuevos puestos.

“Los proyectos de infraestructura que se están desarrollando, no considero que sean los más adecuados para paliar la crisis. En un momento de crisis, creo que debieron haber sido mucho más pensados para impactar de manera directa y en el corto plazo el empleo y también de manera directa y de mediano plazo el flujo de ingresos del gobierno. Y los proyectos de infraestructura del gobierno no cumplen con estas características”, comentó Irving Rosales, profesor de economía de la Universidad Iberoamericana.

Los pros

Aunque no todo son malas noticias. Si bien aquella promesa  de crecimiento se quedará sin cumplir, ha habido avances en el manejo de las finanzas del país. Por ejemplo, la deuda nacional se ha mantenido bajo control incluso en un momento tan complejo como la pandemia.

La deuda como porcentaje del PIB se recortó durante el primer año del gobierno de AMLO, al pasar de 46 por ciento en 2017 y 2018 a 45.1 por ciento para 2019. En tanto que en 2020 se elevó a 52.1 por ciento pero para el tercer trimestre de 2021 ya se había recortado a 49.9 por ciento.

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A ello se suma un manejo financiero positivo de la deuda, que para el tercer trimestre de 2021 registraba una disminución real de 7.8 por ciento en su costo financiero.

“El gobierno ha aprovechado condiciones de bajas tasas de interés para reestructurar la deuda pública”, explicó Rosales.

También se puede considerar el aumento en la recaudación del Gobierno de México, que pasó de representar el 13 por ciento del PIB en 2017 y 2018 a 13.2 en 2019 y 14.5 por ciento en 2020, de acuerdo con datos del Servicio de Administración Tributaria (SAT).

Otro indicador positivo en materia económica es el de la Inversión Extranjera Directa (IED), que durante los primeros 9 meses de 2021 registró un crecimiento de 5.7 por ciento en comparación con el mismo periodo de 2020. Mientras que en 2020, a pesar de la pandemia, el país se ubicó entre los primeros 10 países en el mundo con mayor captación de inversiones foráneas.

Del mismo modo, la balanza comercial del país registró en 2019 por primera vez desde 2012 resultados positivos, con una diferencia de 5 mil 362.1 millones de dólares a favor de las exportaciones, cifra que creció 6 veces para 2020 al alcanzar un saldo positivo de 34 mil 013.5 millones de dólares. En contraste, hasta octubre de este año se acumulaba un saldo deficitario de 11 mil 969.7 millones de dólares, de acuerdo con el Inegi.

El empleo, un claroscuro

Uno de los indicadores más afectados con la crisis por la pandemia ha sido el empleo, que sufrió una caída de 22.3 por ciento durante el primer mes de la pandemia, pero pronto comenzó a recuperarse. Para febrero de 2021, se había recuperado 80 por ciento de los empleos perdidos y para octubre pasado se registraron 20.77 millones de empleos dados de alta ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), apenas por arriba de los 20.61 millones que había en febrero de 2020, previo a los cierres de actividades por la pandemia.

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No obstante, esta cifra es engañosa si se considera que muchos de los empleos recién creados tienen salarios menores a los que se pagaban previo a la crisis. De acuerdo con datos del propio IMSS, en comparación con los registros anteriores a la pandemia, los trabajadores que reciben ingresos de hasta 3 salarios mínimos crecieron en más de 430 mil, mientras que los niveles de ingresos mayores registraron una caída.

COVID-19 y sector energético, las grandes incógnitas

Aunque la recuperación tras la crisis va poco a poco, en el futuro hay dos factores que pueden generar dudas. Por un lado, en el corto plazo, la aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2, Ómicron, ha levantado dudas sobre las restricciones que se vayan a imponer en distintos países para evitar un nuevo brote de la pandemia.

Por otro, a mediano plazo, la iniciativa para reformar el sistema eléctrico en el país es uno de los factores que más incertidumbre genera en el panorama económico. Aunque su discusión se pospuso para la segunda mitad de 2022, de ser aprobada como la propuso el presidente podría generar desconfianza en la iniciativa privada para invertir en el país y poner en duda el cumplimiento de compromisos en acuerdos como el T-MEC.

Con información de Luis Fernando Lozano

 

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