Cosas de jóvenes
Como no soy historiador, la mayoría de esos rostros mirando a la cámara me resultan anónimos. Seguramente casi todos, si no es que todos, eran del PRI, en una época cuando se llevaban el famoso “carro completo” y no había plurinominales.
En la Sala Venustiano Carranza del Palacio Legislativo, donde sesiona la Diputación Permanente, están colgadas fotografías de la mayoría de las antiguas Legislaturas que ha tenido nuestro Estado.
Algunas de esas Legislaturas -y sus correspondientes retratos enmarcados- son de tiempos remotos, cuando las fotos todavía eran en blanco y negro y el Congreso del Estado sesionaba en el Palacio de Gobierno en una sala que, precisamente, también se llama Venustiano Carranza.
Como no soy historiador, la mayoría de esos rostros mirando a la cámara me resultan anónimos. Seguramente casi todos, si no es que todos, eran del PRI, en una época cuando se llevaban el famoso “carro completo” y no había plurinominales.
Observar esas fotografías es un viaje en el tiempo. Pero la distancia que nos separa de aquellas y aquellos legisladores no sólo se mide en años. También las formas, las prácticas y el ideario democrático (¿democrático?) parecen venir del otro lado de la galaxia.
Una primera anomalía salta a la vista: casi no hay mujeres. A veces una diputada entre 8, 9 o 10 hombres. Y en una segunda mirada sale a relucir otra cosa: la edad de quienes tenían la representación popular en Veracruz era primordialmente madura, por decir lo menos. Prácticamente no hay jóvenes.
Habría que echarle una estudiada a los números, pero me da la impresión de que la edad promedio de las diputadas y diputados locales en Veracruz ha ido en descenso.
Los pueblos antiguos tenían sus consejos de ancianos, para preguntarle a los muy mayores su consejo y pedirles su orientación frente a casos difíciles de la comunidad. Sin duda, es una buena costumbre. Saber qué opinan quienes han caminado por la vida más que nosotros. Escuchar la visión de quien ha adquirido experiencia, sabiduría y serenidad.
Pero creo que también debemos voltear a ver al otro lado de la escala de vida. Tenemos que escuchar a la juventud. Escuchar y atender con seriedad a quienes tienen la inconformidad a flor de piel, la energía, el coraje. Jóvenes que se rebelan contra lo injusto. Jóvenes cuya mirada está fresca y no se han acostumbrado a lo que otros más adultos ven como normal.
Por eso me dio mucho gusto recibir a 50 diputadas y diputados del XVII Parlamento de la Juventud 2022 en Veracruz. Y no es que vinieran a calentar la curul y a tomarse una fotografía para su Facebook. Todas y todos trajeron propuestas auténticas que resultan de una pertinencia inobjetable.
Esa generación dirigirá el destino de Veracruz y de México en el resto del siglo XXI. Hagan cuentas: el que tenga 20 años ahorita tendrá 48 en el 2050. Sus decisiones impactarán de forma contundente a la vida pública de la segunda mitad del siglo. ¿Ven por qué hay que hacerles caso?
*Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.