Tercera ola de COVID-19, la más peligrosa para el consumo
La tercera ola de COVID-19 se perfila para ser la más duradera en el consumo de bienes y servicios dentro […]
La tercera ola de COVID-19 se perfila para ser la más duradera en el consumo de bienes y servicios dentro de México.
La semana pasada, BBVA Research publicó los resultados de su Indicador de Consumo (IC BBVA), registrando una contracción del 1.9% general para agosto pasado con respecto a las compraventas registradas en julio del 2021. El segmento de servicios es el que mostró el mayor debilitamiento, con una caída del 6.7%. Bienes también se contrajo en 0.4%.
Con estas caídas, la tercera ola de COVID-19 se está perfilando a ser la que tenga el impacto a más largo plazo en el consumo de México. Y es que, cuando se contrasta el desempeño del IC BBVA con el número de infecciones que se han registrado mes con mes a lo largo de la pandemia en México, el mayor daño al apetito del consumidor corresponde al último par de meses.
La caída más importante en el IC de BBVA se registró entre febrero y abril tanto en bienes como en servicios. Esto es congruente con la primera ola de COVID-19 y las primeras indicaciones de cuarentena entre la población.
Sin embargo, a partir de mayo se empezó a notar una mejora continua en el apetito de consumo. Este fenómeno se dio a pesar que, en datos del portal COVID-19 del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), el número de infecciones promedio por día continuó acelerándose hasta mediados de julio.
Esta mejora continua se mantuvo hasta una pequeña caída en el consumo de bienes entre finales del 2020 e inicios del 2021. Sin embargo, los datos del IC BBVA demuestran que la recuperación también fue relativamente rápida y constante a partir de enero; el mismo mes en el que según el Conacyt se alcanzó el número máximo de contagios.
La tercera ola, sin embargo, ha sido diferente. Por un lado, el IC BBVA empezó a mostrar una baja en el apetito de consumo desde julio, cuando apenas se estaba empezando a registrar un aumento de casos diarios por COVID-19 en México. En las dos anteriores olas, los efectos en el apetito del público no se reflejaron sino hasta que estaba por alcanzarse el pico de infecciones.
Más importante aún, aunque el pico de contagios diarios se alcanzó a inicios de agosto y no ha parado de disminuir desde entonces, el IC BBVA muestra una tendencia hacia abajo. Los mismos analistas del banco advierten que “hacia adelante anticipamos continuará la ralentización del consumo”. Esto sugiere que la tercera ola de COVID-19 tendría un efecto a más largo plazo en el apetito de compra de lo que tuvieron sus predecesoras.
Se erosiona confianza de consumo
Es posible que la tercera ola de COVID-19 en México esté teniendo efectos a más largo plazo que las anteriores por su impacto en la confianza de los consumidores. Desde que se empezaron a levantar las primeras cuarentenas a escala global, muchos especialistas advertían que relajar las medidas demasiado pronto podría llevar a un aumento súbito de casos que, a su vez, afectaran la confianza de los ciudadanos y, por extensión, su consumo.
Esto no solo se ha visto en México. En India, por ejemplo, el banco central reportó que en mayo pasado se registró un nivel de confianza del consumidor de 48.5 puntos; en una escala donde cualquier número por debajo de 100 refleja pesimismo y viceversa. Este nivel es más bajo que los 53.1 puntos de confianza que se calcularon en marzo, cuando se registraba la primera ola y encierro) por COVID-19 en el país asiático.
El Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) también parece sugerir que la tercera ola de COVID-19 está siendo más dura para el consumo que las anteriores. Esta cifra también empezó a descender en julio, similar al IC BBVA y cuando apenas se estaba registrando un aumento en el número de nuevos casos diarios.
No solo eso, sino que en agosto es cuando se notó la mayor caída en el ICC del Inegi desde abril del año pasado, a pesar que durante la mayor parte del octavo mes del 2021 se vio una disminución en el número de nuevos casos diarios por COVID-19.
Estos retrocesos representan un revés importante frente a los avances que se habían logrado cosechar luego de la segunda ola de COVID-19 en México. Y es que, en mayo del 2021, ya se había logrado recuperar el mismo nivel del ICC del Inegi que había en febrero del 2020, antes que la pandemia se convirtiera en una amenaza para la economía del país.